Y llega el día en que te das cuenta de que todo a cambiado, incluso tú has cambiado, aquella felicidad que existió días atrás parece haberse largado como las estrellas en una noche nublada, ya no queda nada de aquello que un día fue perfecto, y es que todo lo bueno se apaga, y ya no puedes volver atrás, solo queda mirar hacia el futuro, mirar hacia delante con la cabeza bien alta, orgullosa de tus errores y aprendiendo de ellos, pero lo más importante, evitando tropezar dos veces con la misma piedra.
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