DONDE SOY AJENA AL RUIDO, AJENA A MI MENTE.

martes, 2 de septiembre de 2014

Maduramos con los daños, no con los años.

A lo largo de mi vida he leido cientas de veces el periodico y he mirado por encima la temida página de las esquelas, esa llena de nombres de gente normal como tú y como yo misma, he visto en el telediario la noticia del fallecimiento de muchas personas desconocidas cada una por causas distintas, gente de edades variadas, gente con una familia, amigos, una pareja, gente que se ha ido dejando atrás una vida y a muchas personas llorando a su muerte, o gente que se va sin dejar nada atrás, gente que no tiene a nadie que se lamente por su perdida, pero al fin y al cabo gente con el mismo derecho a vivir que cualquiera de nosotros. Toda la vida pensando que la muerte es algo lejano, es algo que solo les pasa a los demás, que no tiene nada que ver contigo, hasta que un día la vida te da un golpe enorme y pierdes a alguien importante en tu vida, a alguien conocido, querido, cercano a ti. Ese día tu vida da un giro de ciento ochenta grados, maduras sin quererlo, casi sin darte cuenta, aprendes a valorar lo que tienes, aprendes a querer a los que te importan, aprendes a quererte incluso a ti mismo. En ese momento te das cuenta de la suerte que tienes por estar en este mundo, y es que quizás haya llegado el momento de disfrutar la vida por ti y por los que se han ido, piénsalo.

sábado, 22 de marzo de 2014

Prefiero callarme a confesar que me haces sentir.

Sé que estoy rara, lo sé porque todos preguntan si me pasa algo, todos quieren saber si estoy bien, y mi pregunta es ¿acaso debería estarlo? Y es que ¿cómo se supone que debe estar uno cuando todo el mundo le defrauda? ¿Cuándo todo se pone negro? ¿Cuándo no queda ni rastro de los que prometieron estar siempre? Creo que sobra decir que no es mi mejor momento, basta con mirar a mi alrededor para ver que todos aquellos que un día estuvieron conmigo se van alejando poco a poco y sólo permanecen esos cuatro amigos de siempre, los que sabes que nunca te fallarían, aquellos que más que amigos son tus hermanos. Y me ha sorprendido que precisamente en este momento de mi vida, en el que da la sensación de que le importo bien poco a mucha gente, en medio de ese vacío que me inunda has aparecido tú con tu forma de ser conmigo, con tus defectos, tus manías, y sin apenas conocerme has hecho que me sienta alguien, has conseguido que me sienta viva. Pero justo entonces cuando siento que podría tocar el cielo con mis manos, en eso momento, todo se torna oscuro otra vez, siempre aparece alguien que lo cambia todo, que intenta destrozar todo lo que un día sentí al hablar contigo, evitando que las cosas sucedan como están escritas. Y yo como una estúpida me dejo llevar y te voy perdiendo poco a poco. Solo sé que por mi culpa no queda nada de lo poco que un día fuimos.

domingo, 12 de enero de 2014

Que me den a elegir, que me quedo contigo.

El recuerdo de aquella noche aún permanecía en mi cabeza y después de tanto tiempo pensando en como sería aquel momento, sucedió, nuestros ojos volvieron a encontrarse, nos miramos un instante y después apartamos la mirada y comenzamos a actuar como dos extraños. Y no sé porque pero me temblaban las manos, un cosquilleo inundaba mi cuerpo desde mis torpes pies hasta mis labios carnosos y cálidos y en mis ojos se apreciaba un brillo diferente. Mi estómago, al igual que en esas preciosas historias de amor, era un nido de mariposas que iban creando un bucle de sensaciones en mi interior, en cambio, mi cabeza era un laberinto de ideas, de sentimientos, de emociones, de nuevas experiencias. Él me miraba, y al darse cuenta de que yo le observaba también, bajaba la cabeza, pero a acto seguido volvía a observarme pausadamente, con esos ojos suyos, esos ojos que lo dicen todo. 
Ambos sabíamos desde el principio lo que queríamos pero tanto él como yo estuvimos toda la noche esperando a que uno de los dos dijera lo que ambos queríamos oír. Fuimos dos  imbéciles al esperar que el otro hiciese algo, porque si lo piensas las cosas no suceden si alguien no da el primer paso y en nuestro caso ninguno se atrevió a hacerlo.
Ahora se que si pudiese volver a aquel día no cometería el mismo error, no me iría sin decirte lo que siento, porque si en este momento tuviera que pedir algo, estoy segura de que me quedaría contigo.